La responsable del Servicio de Rehabilitación, Patricia Acal, y la psicóloga Lorena Bixquert, han impartido hoy dos charlas sobre estas enfermedades que afectan más a las mujeres y con una prevalencia seis veces mayor a partir de los 60 años.11 de mayo de 2012- El Hospital Virgen de Altagracia de Manzanares (Ciudad Real), dependiente del Gobierno de Castilla-La Mancha, se ha unido a la Asociación Punto XIX en la celebración de sus primeras Jornadas de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica con el objetivo de impartir educación para la salud a los afectados por estas patologías en su área de referencia y personas interesadas.Para ello, la responsable del Servicio de Rehabilitación, Patricia Acal, y la psicóloga del centro Lorena Bixquert han impartido hoy dos conferencias en el Aula Médica Emiliano García Roldán del hospital manzanareño en las que han abordado los aspectos de mayor interés, desde sus diferentes especialidades, acerca de estas enfermedades, las cuales son más frecuentes en mujeres que en hombres y tienen una prevalencia seis veces mayor a partir de los 60 años.El encuentro ha sido inaugurado por el gerente del Hospital de Manzanares, Joaquín Fernández, y la presidenta de la Asociación Punto XIX, Antonia Jiménez, quienes han estado acompañados por la responsable de Investigación, Docencia y Formación del centro sanitario, Elena Carrasco, y conferenciantes.Tal y como han explicado las dos especialistas en sus intervenciones, la fibromialgia es un síndrome caracterizado por la combinación de varios síntomas, siendo el principal el dolor musculoesquelético, crónico y generalizado, junto con sensación de agotamiento y fatiga muscular, y que suele tener asociados otros síntomas como rigidez muscular, cefalea, hormigueo, alteraciones del sueño, mareos, síndrome de intestino irritable, problemas de memoria y sintomatología ansioso-depresiva.Confundido con un trastorno psiquiátricoSegún la especialista en Psicología Clínica Lorena Bixquert, “al no existir pruebas clínicas que justifiquen el cuadro, durante muchos años ha existido una tendencia a considerarla como un trastorno psiquiátrico”. Aunque hoy en día está claramente establecido que es una enfermedad reumatológica y no una enfermedad psiquiátrica, está demostrado que diferentes aspectos psicológicos están implicados en su inicio y evolución.En lo que respecta al síndrome de Fatiga Crónica (SFC), está caracterizado por fatiga intensa de más de seis meses de duración, que no se recupera con el descanso nocturno, acompañada de otros síntomas como dolores, sueño no reparador o deterioro de memoria.Las características de ambas patologías -dolor crónico, cansancio permanente, síntomas físicos o la sintomatología depresiva asociada— hacen que se vean afectadas todas las áreas de la vida del paciente (trabajo, vida familiar y social, economía, actividades de ocio, sexualidad, actividad física, etc.) lo que conlleva una importante pérdida en la calidad de vida, provocando notables consecuencias tanto en la autoestima y estado psicológico general, como en las relaciones personales y familiares. “Esto a su vez empeora el dolor, generándose un círculo vicioso”, en palabras de Bixquert.Tratamiento necesarioEl tratamiento más eficaz es aquel que combina la intervención farmacológica, física y psicológica. Las dos especialistas coinciden en que sus características y complejidad hacen necesario su abordaje desde diferentes perspectivas.El tratamiento psicológico tiene como objetivo general mejorar la adaptación a la enfermedad y reducir su impacto. Para lograrlo algunas herramientas son la psicoeducación, técnicas de relajación, técnicas de afrontamiento del dolor, apoyo familiar o reestructuración cognitiva.Actualmente, el tratamiento farmacológico depende de los síntomas del paciente (antidepresivos, analgésicos, etc.), y dentro del tratamiento no farmacológico, el más recomendado es el ejercicio aeróbico suave, como por ejemplo caminar. Según la especialista en Medicina Física y Rehabilitación, Patricia Acal, no existe un protocolo de ejercicios específico, serán las movilizaciones articulares suaves con estiramientos al principio y final de la actividad física, junto a la hidroterapia (ejercicios en piscina caliente), lo que obtiene mejores resultados.